jueves, 3 de junio de 2010

los hombre son de morbo y las mujeres de psique. Capítulo 2

Modelos

de cartas

CARTA MODELO No. F-16-KGB-FANGULO

Gajes de la patria potestad compartida y de las necesidades de control

Carta a tu ex esposo para momentos realmente críticos y poco agradables. Momentos en los que tomas decisiones así como “este tipo ha muerto cristianamente para mi” este modelo de carta te puede ayudar a salir de tu estado de frustración ante la evidencia del descaro mas rampante que has visto en tu vida. Sensación que con frecuencia tienen las madres divorcias al tener que, con su ex, padre de sus hijos, negociar el apoyo logístico que los hijos requieren para sobrevivir, como puede ser la firma de un permiso de salida del país.

Instrucciones de uso para este modelo de carta:

1. Inicie la carta con el primer nombre a secas, sin abreviaciones o apellidos, de su ex esposo, nunca utilice un apodo en esta casilla.

Ejs.:

Si tu ex se llama Gustavo, nunca inicies con Gus, y tampoco Sr. Gustavo Mesa, y mucho menos, Príncipe o Pajarito. Insultos jamás, "Gus, desgraciado" eso nunca.

2. Llena los espacios en blanco con los datos específicos de tu situación y tomate la molestia de cambiar la concordancia verbal y los artículos si tu familia es muy diferente a la del modelo de carta. Recuerda que si no haces un esfuercito, sabrán que has usado este manual y todo tu esfuerzo por ti y por tus hijos habrá sido en vano.

______________:

Estamos al borde de una pelea que no es digna ni de ti, ni de mí, que tampoco es buena para nuestros hijos. No debemos llegar al tribunal del menor, lo cual requiere una decisión de un juez, y una espera por la firma que puede ser de 3 a 6 meses.

Mi propuesta original era que no les pasaras dinero si no sentías que podías, yo tampoco puedo sola así nomás y con el meñique menos, no me sobrestimes, pero son mis hijos y no les diré jamás no puedo. Comida, casa, colegio y amor siempre podré dárselos. Proponía inicialmente eso, que si no podías pues no podías pero que pagaras los pasajes para verlos tres veces al año (Navidad, Semana Santa y unas vacaciones de dos semanas que tienen en agosto).

De hecho te hablé de que depositaras el monto que ahora depositas, en una cuenta especial destinada a comprar pasajes. Eso sigue pareciéndome mejor, por ellos y por ti. Así tendrán tiempo contigo, sabrán siempre que tiene un padre que los quiere, y tú tendrás muchas oportunidades de influir en su educación real para la vida—con tu presencia y con actividades seleccionadas por ti.

Si, en algún momento, no puedes estar con ellos en una de las tres fechas previstas de sus vacaciones escolares, lo entenderán, pero más de una vez sería mejor para ellos.

Hay dos puntos más de importancia para mí. Estoy de acuerdo que debemos avisarnos mutuamente acerca de donde están los niños. Yo quiero saber si tú los llevas a ­­­­­­­­­­­­­­­­_________ y supongo que tú quieres saber si yo los llevo a __________. Eso no implica, sin embargo, que haga falta permiso previo del otro para tales viajes. Cuando están conmigo, yo tengo que poder montarme con ellos en la camioneta para salir de ­­­­­­­­­­­­­­­­________ e ir a la playa cercana pero en otro Estado de este país, y también—si están de vacaciones y no van a estar contigo—llevarles conmigo de vacaciones a ­­­­­­­­­­­­­­__________ o ____________ sin tener que pasar por la pesadilla de esperar que un permiso tuyo pase por notaria, cancillería y correo para llegar hasta mis manos y poder tomar un avión para un paseo al otro lado de la frontera, por seis días. Igual tú, si vas a _________ con ellos y de ahí te vas a __________ para la Navidad, por qué limitarte con la espera de los respectivos permisos que yo deba enviarte. Seamos sensatos, no le robaremos los hijos al otro, porque los hijos mismos no se dejan robar, no hace falta tanto grillo en el tobillo para prevenir movimiento.

Obviamente, una mudanza es otra cosa. Debemos incluir un párrafo en ese complejo documento que has mandado a redactar, que diga que en caso de contemplarse una mudanza fuera de la República de ___________o la República de _________, respectivamente, la persona que lo contempla comunicará sus planes a la otra parte con por lo menos cinco (5) meses de anticipación, en condiciones normales, y un tiempo prudencial, cualquiera que este fuera en condiciones extraordinarias (ver anexo 2 para la clasificación de las condiciones) para poder determinar de mutuo acuerdo los cambios correspondientes en el documento de acuerdo.

El segundo punto es la escuela. Van a ir al colegio en __________ y es inevitable que yo tendré la responsabilidad de llevar las relaciones con los colegios. Me parece que debemos acordar las características de la educación que queremos darles: de buena calidad, con oportunidades para arte, deporte e idiomas, sin imposiciones de creencias políticas o religiosas, con mucho fomento de la creatividad, etc. También, sobre la marcha, podremos intercambiar con más detalles acerca de sus respectivas aptitudes e intereses (respecto a música, arte, deportes, humanidades o ciencias, etc.). Luego tendré yo que escoger los colegios y cursos que corresponden lo mejor posible a estas características, informándote de mis decisiones. Me parece bien que tenga el compromiso de comunicarte trimestralmente como va su rendimiento en el colegio.

Sinceramente, _______________(nombre del ex), quiero que resolvamos esto de mutuo acuerdo. No quiero ponerme a pedir auditoría de cuanto ganas, ni a exigir que el monto de tus aportes sea el correcto, ni a calcular cada viaje si el pasaje de ida y vuelta es al mejor precio y cuando y como lo dividimos por la mitad. Tampoco quiero pelear frente a un juez—o ante ­­­­____________(nombres de los hijos), acerca de nuestras respectivas responsabilidades.

Quiero que nuestros hijos sientan el apoyo de sus dos padres, que siempre estaremos haciendo lo mejor que podamos para ellos, de mutuo acuerdo, frente a los cambios que trae la vida para cada uno de nosotros. Creo que he apoyado su participación en tu vida con tu nueva familia. Eso fue un cambio importante para ellos. Mi mudanza y mi nueva vida será otro. Seguramente vendrán más de ambos lados antes que ellos hayan crecido. Tenemos que, por el beneficio de ellos, aprender a buscar acuerdos que minimicen la posibilidad de roce entre nosotros dos y que maximicen la oportunidad para que ellos aprendan lo mejor que ofrece cada uno de nosotros, entregado libremente y sin una sensación de presión.

los hombres son de morbo y las mujeres son de psique

CAPITULO 1

Centros de rehabilitación para entender que nadie es perfecto, que todos requieren ayuda y podrían sacar provecho de un cambio, para perdonarnos a nosotras mismas los desmadres y beber menos, o algo así.


CENTRO DE REHABILITACIÓN

PARA MUJERES QUE SIEMPRE QUISIERON

SER MADRES

¡Ya abrimos el centro de rehabilitación para mujeres que siempre quisieron ser madres!

Después de años de investigación en psiquiatría para mujeres ecuánimes, vimos que uno de los síntomas más alarmantes entre ellas era su deseo, ficticio o genuino pero siempre adictivo, de ser madres.

De modo que evaluamos nuestro presupuesto, cambiamos la dinámica de nuestra estructura y abrimos una nueva ala de terapia en nuestras instalaciones:

¡La terapia para nombrar sin culpa otras razones de vida!

HAZTE SIN REPAROS LAS SIGUIENTES PREGUNTAS:

¿Te ha perseguido siempre la tortuosa imagen imposible del padre y esposo perfecto que comparta la vida de un hijo contigo?

¿Has vivido desde niña imaginando el rostro de tu prole?

¿Siempre le has temido a los anticonceptivos por lo peligrosos que son en su totalidad, sin excepciones, para tu fertilidad?

¿Has terminado relaciones con hombres que te encantan porque no serían buenos padres?

SI TU RESPUESTA a estas preguntas es

¡LLAMA YA!

Ofrecemos descuentos a mujeres precavidas.

Al cabo de menos de seis sesiones con nuestros profesionales, usted verá los cambios.

Garantizamos que en ese corto tiempo, logrará dedicar menos de 6 horas de pensamiento al mes al angustioso tema, sin importar si es madre, busca serlo o ya sabe que no los tendrá.

Nuestro programa intensivo de 12 sesiones en tres días (para profesionales atareadísimas del área de servicios) te ayuda a disociar el concepto de la maternidad del concepto de la razón de vida de una vez por todas. Deja la psicoterapia, eso tratamientos a largo plazo son molestos y desordenan otros aspectos de tu vida que en realidad no son el problema.


CARTELERA DE CENTROS

OTROS CENTROS AUSPICIADOS POR ESTA PUBLICACION:

Centro de rehabilitación para mujeres emancipadas

Centro de rehabilitación para académicos exitosos

Centro de reahibilitación para héroes de los derechos humanos

¡Nuevo! CENTRO DE REHABILITACIÓN PARA MUJERES SOLIDARIAS CON SUS HERMANAS: Este nuevo centro ofrece un tratamiento infalible y altamente necesario en nuestra era post-feminismo radical. No pierda su radicalidad, transmútela. Aprenda a manejar sus impulsos solidarios por el bien de los suyo. No pierda esta oportunidad.

Al tiempo que recibirá una terapia psicológica para superar la tendencia a la afinidad fortuita característica de quienes sufren el peligroso síndrome, usted recibirá estímulos hormonales, artificiales o naturales por estímulos psicológicos a su propia producción hormonal, para así poder ver, de forma magnificada, sus propias neurosis amicales.

Esta terapia ayuda a las mujeres convencidas de que todas somos hermanas y podemos ayudarnos las una a las otras sin importar credo ni raza, a entender que ante el desaforo hormonal, no hay hermandad que resista. Este entendimiento forma parte de los tres primeros y principales pasos que debe dar una mujer que ha quedado atrapada en la percepción de la bondad femenina, condición que dificulta la supervivencia y es, por consiguiente, nociva para la salud física y mental, individual y colectiva.

martes, 17 de julio de 2007

Sobre la traducción cultural y el rol del bagaje cognoscitivo

Lo que hoy conocemos como estudio culturales fue una disciplina multidisciplinaria que surgió de la necesidad de incluir en el ámbito académico una especie de proyecto político para la transformación social. Con el bagaje de escuelas anteriores, fue en Birmingham, Inglaterra, en donde por primera vez se acuño el término de “estudios culturales”. Se buscaba localizar las fuerzas de dominación y de resistencia, para así facilitar el diálogo dentro de conflictos políticos. Convergieron múltiples disciplinas para poder interactuar en el análisis del fenómeno cultural, cuyo objetivo era promover los estudios culturales locales, pero sin relegar lo regional, lo nacional o lo global. La historiografía y la antropología fueron las dos disciplinas cuyos aportes predominaron para el entendimiento de los contextos, pero con el tiempo muchas otras áreas fueron exploradas con el mismo fin.
La traducción tradicionalmente ha sido un arma poderosa para los mecanismos de dominación. El dominio que se ejercita en la traducción no sólo abarca la interpretación del texto original para lograr su traslación al texto traducido, o el tratamiento que pueda dársele al aspecto ideológico, político o las normas literarias del texto. Existe, a su vez, un sistema de selección previo que también obedece a mecanismos de dominación, pues entre culturas, siempre existen géneros de texto, autores y tipos de discurso que las editoriales seleccionan para la traducción y otros que son marginados. Por medio de la traducción, se ha podido legitimar preconcepciones muy enraizadas que una cultura tiene de otra. El estudio de la traducción dentro del marco de los estudios culturales, se maneja dentro de un terreno interdisciplinario. La primera aproximación a este tipo de estudio de la traducción tuvo lugar como una ramificación de la teoría crítica literaria de la literatura inglesa. Surgió como reflexión teórica sobre la producción de textos posteriores al colonialismo y se nutrió de la corriente crítica decosntructiva (Carbonell i Cortés, 1999:235). La búsqueda principal del concepto de traducción cultural tenía que ver, en un principio, con la necesidad de cambiar los paradigmas impuestos en modelos culturales hegemónicos, por lo que la perspectiva antropológica e historiográfica constituyó la base inicial para este enfoque traductológico. Más recientemente, a la dominación colonial se han agregado nuevas consideraciones culturales, y la deconstrucciones de las relaciones de poder, cuya influencia está presente en el texto traducido, se ha expandido a temáticas que representan el concepto de “culturas subalternas” en general. Aquí se incluyen las subculturas, temas vinculados al género, a la problemática racial, a los contrastes entre condiciones económicas y diferencias ideológicas, en la búsqueda de un análisis “contrahegemónico” de las realidades culturales y sus interacciones interculturales.

La traducción cultural cubre tres grandes áreas: 1. el análisis histórico de la traducción como medio de dominación. 2. El análisis de la recepción de obras entre contextos en donde hay diferencias de poder y 3. el desarrollo de prácticas de traducción que desestabilicen el control ejercido por las ideologías hegemónicas, en la búsqueda de una traducción, de algún modo, subversiva como herramienta emancipadora del control impuesto (ibid.:236). Lo más interesante o atrevido de las propuestas de la traducción cultural es el cuestionamiento que ésta hace de los conceptos de “texto original” y “traducción”. Según Vidal (1995:89)[1], no se trata de convertir al traductor en autor de la obra, sino simplemente de subrayar la relevancia de la interpretación del traductor y otorgar independencia al texto traducido, es decir, olvidar el concepto de jerarquía entre los dos textos.

Por esta razón, el bagaje cognoscitivo del traductor es un elemento indispensable. En una conferencia sobre “el negocio de la traducción”, el profesor L. Castellano (1988:133) dice lo siguiente: que la profesión de un traductor está basada en conocimiento y experiencia. Ironiza al decir que no existe un buen traductor menor de treinta años, y que sólo después de los cincuenta se alcanza la cúspide de la competencia necesaria para ser un excelente traductor. Habla de una primera etapa en la que se invierte en uno mismo, al adquirir conocimiento y experiencia de vida. Propone el siguiente plan de vida: abuelos de diferentes nacionalidades, una buena educación que comprenda la adquisición de un buen manejo de la lengua materna, seguida de viajes por el mundo, socialización y experiencias de vida. Luego un retorno a la educación formal. Seguidamente, propone integrarse al mercado laboral, emplearse propiamente dicho, pero no en un puesto que esté directamente vinculado al lenguaje. Todo esto en países en donde se hable las lenguas que conocemos, propone casarse con alguien de una nacionalidad distinta a la nuestra, tener hijos, regresar a estudios de postgrado, emplearse como traductor de planta de algún empresa, luego independizarse y trabajar por nuestra cuenta. Es en este momento, considera que nuestro trabajo real como traductores comienza.

Un buen traductor está obligado a reconocer el regisro, el objetivo pragmático, la intertextualidad y la tipología de un texto. Para lograr esto es necesario un bagaje cognoscitivo lo suficientemente amplio como para poder localizar el contexto general sociohistórico del texto, una suerte de conocimiento enciclopédico es necesario. La experiencia de vida, la lectura de textos de tipos variados, y el entrenamiento académico son vías que ayudan a agilizar el proceso de adquisición de este tipo de conocimiento, pero no cubre por completo el tipo de información necesaria para poder identificar las particularidades culturales del texto a traducir. Existen, sin duda, técnicas, procedimientos, y estrategias que pueden ayudar al traductor, tanto en el proceso como con el resultado de su trabajo. Sin embargo, no existe educación formal que pueda suplir lo que la experiencia en el proceso de traducción, en la internalización personal y práctica en sí de este proceso pueden darle a un traductor. En este punto se centra el problema de la pedagogía de la traducción, en la actualidad. Hurtado Albir (1990:73) señala, por ejemplo, que uno de los problemas principales de la enseñaza de la traducción es que está basada en productos y no en procesos . La diferenciación entre la significación del diccionario y la significación contextual es vital, por ejemplo, y esto es algo que sólo podemos comprender a fondo como derivación del proceso en sí de traducir (Deslile, 1980: ¿?).

Las posibilidades de alteración en la reinterpretación y manipulación de un texto por parte de un traductor sin infinitas. Existen tantas interpretaciones de un texto literario, por dar un ejemplo, como lectores éste tenga. Por esta razón, es esencial que, más allá del buen manejo de un amplio bagaje cognoscitivo, el traductor debe comprender el alto nivel de responsabilidad que tiene en sus manos. Nuestra historia personal determina, en buena medida, las inferencias que haremos, esto es simplemente inevitable. Sin embargo, no podemos detenernos ante esta limitación. El traductor tiene la obligación de poner a actuar su sensibilidad, su imaginación, su capacidad interpretativa, su conocimiento cultural y debe concentrarse en identificar la intención del autor, de tal forma que sea esta intención la que se ponga de relieve.

En lo que a la traducción cultural se refiera, el problema es principalmente de índole ético. Entonces el empleo del bagaje cognoscitivo debe estar dirigido hacia la construcción de un texto en la lengua de llegada, que le permita al lector observar la riqueza de las diferencias culturales, al tiempo que pueda sentir o identificar los matices de una visión de mundo distinta y así familiarizarse con ella.

Bibliografía:
Castellano, L. (1988). Get rich – but show. En C. Picken (ed.), ITI Conference 2: Translators and Interpreters Mean Business. London:ASLIB.
Carbonelli I Cortés, O. (1999) Traducción y cultura de la ideología al texto. Salamanca: Ediciones Colegio de España.
Delisle, J. (1980) Lánalise du discours comme méthode de traduction. Ottawa : University of Ottawa Press.
Fernández Parrilla, G. y Feria García , M. (2000) Orientalismo, exotismo y traducción. La Mancha: Ediciones de la universidad de Castilla.
Hurtado Albir, A. (1990) La notion de fidelité en traducción. Paris: Didier Érudition. Paris.

[1] citado por Carbonelli y Cortés (1999:236),

EL CAMELLO QUE LLORA

“El ensayo fílmico es una forma alternativa de concebir el cine, cine como instrumento para la reflexión, liberado de los patrones del estándar industrial y de las estructuras narrativas cerradas. Un cine que a veces apunta a la realidad en busca de un lenguaje que dé forma a la reflexión”.
Manuel Yánez[1]

Con estas palabras que citamos introduce el crítico de cine Manuel Yánez una sección de su artículo que titula “La filtración de la ficción. El documento ficcionado”. Así está construido el documental El camello que llora, con una filtración de la ficción en una realidad documentada, utilizada para construir esta obra de arte.

El filme tiene una duración de 90 minutos y fue realizado, inicialmente, como tesis de grado de dos estudiantes de la Escuela de Cine de Munich, Luigi Falorni, de origen italiano, y Byambasuren Davaa, de origen mongolés. La sensibilidad de la aproximación de estos jóvenes cineastas a la realidad de sus protagonistas, permitió que el componente ficcionado fluyera de tal forma que se hace prácticamente invisible; tanto que exime al espectador de la incredulidad que puede surgir de la recreación de las escenas cotidianas y da efectividad a la intención divulgativa de información característica del cine documental.

Se construye así un relato que culmina con un cuestionamiento dolorosamente profundo. Una familia nómada de tres generaciones que habita en el desierto de Gobi en Mongolia es el canal conductor para llegar a la pregunta que cierra el filme: ¿cuánto tiempo tardaremos en destruir por completo las pocas formas de vida humana no alienadas que nos quedan en el mundo?

En general este filme registra una realidad sorprendente, lo que representa un factor peligroso para su sensación de veracidad, pues habla de un mundo paralelo a la modernidad occidental.

Un ser metropolitano no asimila con facilidad estas realidades. Sin embargo, el trabajo de cámara y de edición crean una cinematografía con una velocidad y un ritmo que facilitan la aproximación para cualquier audiencia. Quizás esto se deba a la familiaridad con la que los realizadores abordan la filmación y a los protagonistas de la historia, pero en cualquier caso, a lo que apela con un éxito impactante para su género, es a la identificación universal de códigos. Todos podemos dar nombre a los sentimientos de esa camella, eso no es nada sencillo de lograr en cine sin matar de aburrimiento al espectador. Bastó presenciar una sala de estudiantes de pregrado normalmente desinteresados por los temas más cautivantes centrar su atención, sin emitir palabra, en la situación conflictiva entre una camella y su cría. Sorprendente de verdad.

Se hace evidente en este trabajo una intención discursiva formulada, explícita en la estética sobre todo -la belleza extrema de las imágenes es un arma de seducción infalible en esta obra-. En el silogismo planteado también se siente dicha intención. Hay dos premisas: “la vida de trabajo en el desierto inclemente es dura” y “esta misma realidad puede hablar más bien de una vida armónica entre ser humano y naturaleza”; y hay una conclusión: “sin importar cuan valiosa sea esta armonía, al final siempre estaremos expuestos a ser contaminados por la hegemonía capitalista cuyo ancla publicitario es una promesa de comodidad (incumplida por definición)”.

Es casi tan importante el climax de este filme (es decir, la escena de la música ofrecida a la camella y su cría) como su final, cuando la familia obtiene por primera vez un televisor. Éstas son imágenes opuestas, pero ambas causan el mismo efecto de exitación y alegría en los protagonistas. Una habla de la conservación de rituales que vinculan al hombre con la naturaleza de una manera tan sensible que genera entre ellos una fusión entre seres vivos, la otra representa el rompimiento de ese vínculo desde lo que podríamos considerar algo así como una mezcla entre inocencia y ambición, combinación que casi siempre tiene como resultado la alienación.

El material documental “ficcionado” está organizado de tal modo que su conjunto es una obra de arte, de extremo valor para nuestro mundo desensibilizado. Nos atrae tanto la tecnología que, en nombre del progreso, contaminamos y destruimos el mismo aire que respiramos pese a la conciencia científica ya comprobada de que estamos jugando al suicido global, sin mencionar los destrozos a la psique del colectivo. Hoy, trabajos como éste, que saben llegarle a cualquier audiencia, que logran la atención de los menos interesados, son de vital importancia.

[1] “Sobre el derrumbe de la frontera entre documental y ficción” Revista electrónica Miradas de Cine. http://www.miradas.net/0204/articulos/2004/0404_realidadficcion1.html

lunes, 2 de julio de 2007

Opium

Esta mañana amanecí en una cama desconocida, pero con toda la ropa puesta, y por fortuna un par de secretos bajo el pantalón intactos para asegurarme que no hubo steeptease, un vómito rojo a mi lado, eso sí, y la triste certeza de estar muerta. No recordaba nada. En eso una mujer con voz como de hombre insistió en montarme en un carro, seguramente un taxi. Recordé que tenía identidad y pregunté por mi cartera. Alguien me la dio y me fui. Llegué a mi casa como a las siete. Había un cerro de platos sucios que me desanimó a servirme el vaso de agua que necesitaba. Desde entonces estoy aquí. No sé cuánto tiempo ha pasado y no puedo recordar qué es lo que debía hacer hoy. No encuentro la agenda, pero no sé para qué la busco porque nunca escribo nada ahí.

Tengo el cuerpo envejecido. Siento la piel caída y lerda. Recuerdo tres tragos, pero no sé qué pasó luego, sólo tengo una imagen muy clara y es la de una lámpara titilante por un problema de cableado que me mareó. Sé que al mirarla fijamente decidí dormir. Pero no encuentro neurona alguna que atestigüe, los pasos que di luego son un misterio. Así es como mi sabiduría brilla en su propia ausencia, debe ser una sabiduría profunda la mía, brilla con esplendor, pues no hay despecho en el mundo que amerite estos traspiés y éste es el segundo del mes. El otro fue el miércoles.

Pablo, compadre ¿recuerdas la ladilla china? Todo el mundo sabe que la ladilla es tan china como la lumpia. La nostalgia, en cambio, es árabe, piensa en todas esas mujeres de rostros cubiertos, ese luto silencioso por la cotidianidad, imagina la carne de un chawarma triste y sola, seca de calor. Naturalmente te corresponde la ladilla, hasta podrías fumártela, se hace todo el tiempo. A mí me calza la nostalgia, me sienta, se corresponde con mi naturaleza enrollada, intensa y compleja.

Escritas estas palabras de comediante que agoniza, decidí no llamar más y milagrosamente lo he logrado, pero el dolor de cabeza de esta resaca no se me quita y me recuerda con insistencia que ahí está el teléfono y que la ansiedad quizás encuentre una válvula allí. La metáfora de la lumpia y el chawarma viene de una sesión de psicoanálisis. La original decía, y cito a Laura, mi terapeuta: “Paola, si ya te dijo que no come árabe, sino chino, y te lo dijo tan claramente, ¿por qué quieres invitarlo a comer árabe? ¡Piensa, si lo convences, capaz que no deja propina y le escupe al mesonero!” Llegué a esta mala racha emocional chateando con Pablo. Nunca nos tocamos, pero yo pretendía enamorarlo y él se planteaba tirar sin compromiso, a eso se refería mi psicoanalista con el cuento de la comida internacional. Le escribí la metáfora porque me execró del Chat y quería convencerlo de que me devolviera el estatus de (Conectada).

Mi vientre se estremece de frío con cada recuerdo, está bajo cero la temperatura, se cerró la ventanilla que iluminaba esta oficina en donde la masturbación estorba. Con el compadre fuera de mi lista, no tengo con quién hablar y nadie a quien imaginar, no tiene caso una fantasía dulce con quien nos ha declarado “mujer ingrata”. Mi laberinto está inflamado, me marean estas teclas y tengo sed.

El argumento es simple: sería mejor que le aburriera mi deseo. ¡Como si supiera que le hago falta, como si lo creyera realmente, como si no hubiera entendido que me vetó el acceso por el tedio que le causo! El laberinto de la ciudad, ¡coño! aquí hasta este hombre tan bello es un dolor. Yo me encargo de la nostalgia, le digo, pero ábreme la puerta de tu pantalla. Mi adicción al teclado no tiene límites y mi soberbia ebria tampoco. Lo que debería hacer es dormir.

Hace tres meses que regresé de Apure. Estuve allá un mes sanando heridas. El padre de mi hija se casó y ella decidió irse a vivir con él. Me corté el pelo como un varón y luego me dediqué a pulverizarlo con inventos químicos. Estaba preparando el terreno para el distanciamiento de la gente, sin pelo y sin atractivo se me haría más fácil irme de la ciudad. Así que calva y vencida me fui para escapar por un tiempito del agobio de mi rol aquí, mi casilla social. Con tanto estrés, iba a envejecer demasiado, la cuota de varios años, tenía que respirar aire puro, y sin mi muchacha si es verdad que no le encontraba el sentido a este maní, la cotidianidad de mi hija era mi vida y no lo sabía.

El café
Por recomendación de Pablo, a quien respeto como a nadie en calidad de interlocutor, me llevé los tres primeros libros de la serie de Castaneda. No me basta con el budismo, el psicoanálisis y el gimnasio, por eso mismo me fui a la finca y que a meditar, a estudiar con los árboles y aprender del ganado. Pero tan pronto regresé a la ciudad, como quien no ha digerido nada, lo llamé, busqué de inmediato a mi compadre muleta, mi bastón, mi apoyo, para ser más elegantes. Retomamos nuestras chácharas, hablamos unas 56 veces, o sea casi todos los días, nos vimos dos, chateamos con frecuencia, nos dijimos obscenidades y luego me tomé un café con su mejor amigo, tenía curiosidad, me sentía sola y mi tremendismo natural me lo permitió.

Mi compadre Pablo es casado, seguramente ya lo mencioné, siempre lo menciono, no es algo que yo misma me permita olvidar ni por un segundo. Su mujer vive en otra casa por cosas del destino y las malas costumbres, pero es casado igual. Yo he pasado los últimos tres años, desde que mi esposo se fue, conversando con él, convirtiéndolo en mi compadre con cada sílaba, siempre había querido tener un compadre. Nunca hemos estado juntos físicamente, pero chateábamos sexo y conversábamos amor. Y su amigo, pues nada, yo solamente quería dejar constancia de que estoy sola, de que no le debo nada, de que puedo salir con quien quiero, en verdad no esperaba que me causara tanto daño, todo este vacío.

La Confesión
No sería un buen compadre si no estuviera dispuesto a mostrarme el lado oscuro de mi idiotez. Si no es así tal vez no me entero. Lo extraño tanto. Quería comentarle una vez más sobre la lectura y lo llamé, pero sin escucharlo decir siquiera hola, confesé que había conocido a su amigo Gilberto, que me había tomado un café con él. Conversamos un poco, me pidió mi opinión sobre su amigo, pregunta a la cual respondí con un hermoso performance de autoembarramiento, una verdadera obra de arte conceptual; y finalmente logré que me declarara castigada. Acto seguido a la sentencia que me acababa de dictar, le escribí lo siguiente:

[El Recordatorio]

Lo que más lamento es que Gilberto sea menos amigo tuyo de lo que yo imaginaba, pensé que tenían un vínculo inquebrantable. Lo lamento porque no pensé que te haría sentir solo, desilusionado de mí tal vez, pero eso es menos grave. Debe admirarte mucho, porque querer estar con tus mujeres es querer estar en tu pellejo, ya lo perdonarás. Yo lo había imaginado dulce como Irene, la tipa más fiel y leal que hay, no como Soledad, a quien aprecio bastante, pero en quien no confío del todo, es mucho menos pura y buena persona que Irene, a quien le confiaría mi vida. Es una lástima haberte tocado esa tecla ya varias veces usada antes, no sabía que tu pana había intentado acercarse a tu esposa, pero compadre, igual lo nuestro es platónico, no te molestes tanto.

Otra genialidad literaria, si se vive por escrito, se muere por escrito. No conforme con haberle perforado la mirada al amigo, a quien conscientemente seduje, le recuerdo a este compadre, cuya alma necesito, una de esas cosas que uno sabe exactamente como son, y de las cuales no nos gusta hablar, pues es que en realidad no tienen la menor importancia. Es decir, la lista creció, ahora estamos hablando de tres delitos: un café, una confesión y un recordatorio.

Por otro lado, que es en realidad el único costado de mi vida que realmente tiene importancia, mi persona favorita, mi niña amada, mi única hija, se llevó su almohada a casa de su papá. Y aunque sé que eso es todo lo que tengo, que en realidad mi tristeza es por mi hija, que muero de rabia por no haber sabido conquistarla, a pesar de saber esto, mi inmadurez está tan latente que lo que me atormenta el pensamiento es tener completamente fuera del alcance a un hombre que anhelo. Salir de su listado del msn me ha sumido en el luto que hasta ahora, y después de tantas angustias, no me había permitido. Su distancia ha sido una suerte de gota que, en mi caso, derrama el vino, o quizás el vodka. Éramos grandes compadres aunque yo en silencio le amara hasta la última hebra de cabello. En él tenía un espacio fluido para un costado de mi intimidad hace ya tiempo olvidado. Pablo le devolvió el latido a mi pecho seco. Un secreto que saboreé y mastiqué como goma de mascar, como retenedores en boca de niña de cuarto grado, con esa misma ligereza e inconsciencia, como un diente roto que nos salva del olvido. Y es que mi visión de mundo es turbia, aunque de donde venga en la vida sea mucho peor que este estado de soft neura. Sé que he mejorado. Ya no es la magnitud de mi torpeza lo que más me atormenta, sino la sensibilidad o intensidad de mi autocrítica. Una alarma insoportable. Lo que quisiera es levitar, pero sólo tipeo.

Para sentarme aquí vivo a veces. Para tener algo que escribir. Y mi ceguera me induce a pensar que tal vez es por eso que he jugado a la muerte en estos días, en lugar de asumir que me está consumiendo el hecho de que no supe retener a mi hija. Estos trances tal vez sean disparadores para la reflexión, pero no parecen estar tan plenos de sabiduría. Me cuesta hallar regocijo en las flores y soy poco ecuánime en la reflexión. Casi muero el miércoles, día nefasto y ahora lo escribo con orgullo y la resaca de un segundo barranco, soy una adicta. Lo del miércoles comenzó con una traducción muy difícil, continuó con una clase sin quórum que igual di, luego vino el famoso café de la traición Light pero pura y cerró con una intoxicación. Fumé opium sin saber que lo hacía. Pude morir porque mi corazón está muy débil y ya ni la malcriadez ni la ansiedad serían de importancia, no habría que pagar más la terapia, es lo único. No espabilo. Seis horas inconsciente y tres días en cama con alucinaciones y escalofríos. Era un cocktail de malandros pseudo-intelectuales de clase media, gente ladillada y yo ahí: cocaína, marihuana, opium, vino, vodka, ron, cigarrillos y despecho.

Me encantaba la idea de que si le escribía, si chateaba con intensidad, le quitaba a mi realidad peso y viviría más concentrada en mi mundo tan plagado de virtualidades para el alma: lectura, mantras y agujas, y virtualidades para cuerpo: chateo erótico…me masturbaba, burda, pero siempre sola. Era ruda en la escritura, en lugar de dejarme penetrar una mañana al mes y cocinar todos los días un almuerzo balanceado para mi chama. No soy ni madre a tiempo completo, de hecho me desconecto, ni tampoco una gozona desenfadada. Tengo mis intensidades y mis ligerezas, pero se manifiestan de un modo oscuro y verbal, como el café de la traición Light y ya no está mi niña cepillándose los dientes en el baño a esta hora tan solitaria que podría ser tan feliz, ni este hombre en mi Messenger para contárselo.

No lo llamaré más y ya no chatearemos, pero un día de estos me doy permiso para vivir, como él mismo me recomendó que hiciera alguna vez. Quizás si aumento el espectro de experiencias que me nutren, mi regocijo cotidiano regrese y no se siente ante esta máquina en lugar de modelar arcilla con mi bebé, mi preciosa niña Emilia de mi corazón. El chat, ese cofre de ilusiones secas, no es herencia para una princesa. Sería mejor usar el cuerpo para nadar y hacer el amor, sin pretensiones de ir a las olimpíadas o de casarme con el amante -todavía pienso en decir te amo y no qué rico después de un orgasmo, aunque por consideración diga umm solamente, y también por eso el verbo no es tirar, ni follar, como podría ser, sino ese concepto tan absurdo de “hacer el amor”, ¿quién coño hace un amor? Me falta guerra, pese a mis cicatrices, me falta calle, audacia y menos mouse. Me falta mi hija.

lunes, 18 de junio de 2007